martes, 21 de enero de 2014

Hoy hablamos sobre…el estrés

El estrés es una respuesta que emite el organismo ante una demanda. En principio consiste en una respuesta adaptativa, que puede resultar beneficiosa para incrementar y mantener el rendimiento. Por ejemplo, si nos preocupamos por preparar una buena comida, esta preocupación puede provocar que nos dediquemos más tiempo a organizarnos para que los resultados sean buenos. Si nos preocupan los accidentes de  tráfico, seguramente prestaremos más atención a la hora de conducir, intentaremos no hacerlo si bebemos, etc. En estos casos, el estrés puede ayudarnos a funcionar eficaz y saludablemente.

En cambio, el exceso de estrés puede perjudicarnos afectando a nuestro rendimiento y salud, y constituyendo uno de los factores de riesgo de las enfermedades más graves de nuestro tiempo.
  


Las situaciones, factores, acontecimientos, etc. que causan estrés se denominan “estresores” y pueden ser tanto agradables como desagradables. Ejemplos de estresores agradables pueden ser: una boda, ganar la lotería,etc. Como estresores desagradables podemos mencionar un divorcio o la pérdida de empleo.  Pero cualquier circunstancia puede constituir un estresor si el individuo la vive como amenazante.

Así pues, nuestra respuesta dependerá de dos aspectos principales:

    1.- Las situaciones estresantes
    2.- Las características personales

Ante una determinada situación, cada persona puede responder de una forma concreta  en función de la valoración que haga de la misma y de sus propios recursos para afrontarla.

Hay algunas situaciones estresantes que no podemos modificar, pero sí podemos intentar adaptarnos a ellas de la mejor forma posible. Los principales métodos se basan en actuar sobre tres componentes: pensamientos, emociones y conductas.

Para actuar sobre nuestras emociones (angustia, ansiedad, cólera) se recomiendan técnicas de relajación, concentración y visualización, que exigen un entrenamiento para poder automatizarlas cuando percibamos esos sentimientos negativos.

Para modificar los pensamientos necesitamos tomar conciencia de los mismos, valorar su racionalidad y buscar alternativas para rectificarlos. En muchas ocasiones tendemos a maximizar los acontecimientos negativos y a minimizar aquellos que son agradables, por lo que aprender a pensar en positivo es uno de los objetivos que debemos plantearnos.


Llevar una vida sin estrés. Principales recomendaciones.

-         Saber gestionar el tiempo. Se pueden utilizar diferentes métodos: llevar una agenda bien organizada, concentrarse en realizar las tareas de una en una, centrarse en el “aquí y ahora” y no dejar para mañana lo que podemos hacer hoy. Para llevarlos a cabo, también necesitamos modificar nuestros pensamientos, sin dejarnos arrastrar por la pereza que supone realizar algunas actividades.

-   Saber solucionar los problemas. En ocasiones resulta complicado porque nos paraliza la toma de decisiones, la duda, el perfeccionismo o el sentimiento de estar desbordados, lo que puede producir una pérdida de tiempo y energía.  Para enfrentarnos a nuestros problemas necesitamos un método estructurado, con el cual podamos definirlos y buscar posibles soluciones para poder tomar una decisión.
Cuando se trate de problemas relacionales es necesario evaluar nuestras habilidades sociales, fundamentalmente nuestra forma de comunicarnos con los demás.
  
-        Adoptar una buena higiene de vida, procurando una alimentación equilibrada, unos hábitos de sueño adecuados y la realización de alguna actividad física con regularidad. También es importante evitar o reducir hábitos tóxicos, como el tabaco, el alcohol y el café u otras bebidas estimulantes (té, cola).

-       Revisar nuestra filosofía de vida, estableciendo nuestras prioridades por orden de importancia y definiendo nuestras responsabilidades, a nivel profesional y personal.

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